sábado, 5 de febrero de 2011

Panteon Veda.
"Narayana, el origen de todos los dioses hizo que su propia forma se presentara en todos los diferentes dioses" Tiruvaymoli



Del año 1500 a. C hasta el 600 a. C la trasculturización de la civilización del Indo tras la llegada de  pueblos arios da lugar a importantes manifestaciones religiosas y literarias. Este proceso  dio luz  a los libros sagrados  o Vedas y a los dos poemas nacionales: el Mahabarata y el Ramayana. Comenzaba entonces la grandiosa fabulación mítica de la India.



Lajja Gauri, deidad femenina que esta posiblemente  vinculada con Agni,  diosa primigenia  de la fertilidad y madre de los dioses en la mitología védica.  Escultura  del templo  Sangameshwara  año 600 d.C.

  Aditi es el espacio celeste, es mencionada en el Rg-veda como la madre de todos  los dioses. Es probable que sea una reminisencia de los cultos de la Diosa Madre de las culturas pre-védicas. Es tambien una personificación del infinito en contraposición con la finitud terrenal. Sus hijos son los Aditias, los astros del firmamento. Uno de ellos es el sol, llamado Suria. Una vez nacido de un huevo su madre lo creyo infecundo y fue arrojado al espacio, desde entonces recorre el vasto cielo en su carro tirado por cuatro caballos. 

Surya. Templo Kornak, Orissa, India, siglo XI d. C.

Agni es la personificación del fuego, se le considera  hermano gemelo de Indra e hijo de Brahma. Es la llama que osicila y crepita en el altar, en los rayos ardientes del sol o en el fulgor del relampago. Desempeñaba tambien papel de mediador y mensajero de los dioses y de los hombres. Agni tiene dos o tres cabezas, va montado en un carnero y su atributo es el hacha, el leño, un abanico, la antorcha y la cuchara de los sacrificios.

Soberano del mundo físico y psiquico Varuna es omnipresente. Es   testigo de toda acción, en todo acuerdo asiste como tercera parte y percibe los más reconditos pensamientos. Recompensa y castiga de acuerdo con las intenciones. Sus principios ordenan el movimiento celeste y la circulación de las aguas. Es tambien regulador de las estaciones y de las lluvias. El viento es su aliento y sus ojso las estrellas. Varuna comparte con Yama el título de rey de los muertos. Se le representa montando un monstruo marino y con lazo, símbolo de su papel de justo.

Varuna. Templo Rajarani , Siglo 11 d. C, Bhubaneswar, Orissa, India
Indra es en el panteón indoario el rey de los dioses. Es exaltado en los Vedas como señor del cielo y transformado por el mito en fuerza cósmica. Vence a la tormenta y con su rayo es dispensador de la lluvia. Reside en el monte Meru al norte de los Himalayas en donde se considera el centro del mundo. Se le representa sobre un elefante (Airavata) que simboliza la nube.

Dios Indra. Templo de Ankor Thom. Camboya siglo XI d. C
La importancia de Indra va disminuyendo conforme evoluciona el pensamiento  hinduista hasta convertirse en una deidad menor en el periodo brahmanista, momento en el cual emergen las figuras colosales de Brahma, Shiva y Visnu.

Yama. Ankor Wat. Camboya siglo XI d. C.

Yama, es en la mitología de la India el señor de la muerte. Los Vedas lo describen como el primer hombre que murió, abriendo el camino de la mortalidad a todos los seres humanos que han seguido desde entonces. Él es el guardián del sur (la región de la muerte) y preside el lugar de descanso de los muertos, que se encuentra en el sur bajo la tierra. En los Vedas, Yama es representado como un rey alegre de los antepasados ​​difuntos, no como un castigo de los pecados, pero en la mitología posterior se hizo conocido como el juez justo (Dharmaraja) que pesa los actos buenos y malos de entre los muertos y determina su retribución. Él es descrito como de aspecto majestuoso, verde, con ojos rojos y prendas de vestir de color rojo. Él lleva una maza, que puede ser adornado con un cráneo y una soga y monta un búfalo. Yama también ha pasado a la mitología budista en el Tíbet, China y Japón, donde ocupa un rol similar pero de menor importancia como el guardián de la morada de los muertos.

Conformación de la cultura védica. 

 Historicamente se le ha atribuido el colapso de la civilización de Harappa a las invaciones Indoarias que tuvieron lugar entre el año 1700 y el 1500 a.C. La arqueología ha demostrado que solo algunas ciudades fueron arrasadas por los extranjeros y que la mayor parte de ellas sufrio un proceso de deterioro causado por la tala masiva de arboles y por causa de inundaciones catastroficas en sus territorios.

 
Sea cual fuere la causa del abandono de estas ciudades, el hecho es que a partir del año 1500 a.C. una serie de nuevos clanes arios (arya, "noble") seminómadas provenientes de las estepas de Irán y del interior de Asia fueron asentandose en los fertiles valles del Pujam y del Indo extendiendose poco a poco a las planicies del Ganges.

Los arios vivieron en un mundo en donde la vida se sustentaba en una poderosa relación entre hombres y dioses. Esta relación se mantenia, sobre todo, a través de los sacrificios.


Estos nuevos habitantes de la antigua India aportaron toda una diversidad de nuevas creencias, una cosmogonía y un ritual que fueron absorbidos por los aborigenes llamados por los invasores "adoradores del falo". El elemento ario caracterizado por una cultura ganadera y guerrera que adoraba divinidades fundamentalmente masculinas, personificaciones de fuerzas de la naturaleza, se fundio en el sustrato preario de tradición agricola y sedentaria, que rendia culto a fuerzas femeninas y con una arraigada creencia en la reencarnación. Esta fusión da lugar a lo que hoy se conoce como cultura védica que es el origen y base de todo el pensamiento mistico-religioso de la Ind
ia. Se considera indoario el periodo comprendido desde el año 1400 a. C. hasta el 750 d.C. Con motivo de la utilización de materiales perecederos como la madera y la terracota no existen muchos evidencias de la evolución artistica indoaria hasta el siglo II a.C.

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